9/11/10

SAMI Y UN SUEÑO






La persona de  la derecha de la primera   foto es Sami.
Sami es el delegado de  Educación del kebele de Akaki Kaliti, Etiopía.
Sami es un hombre muy inteligente con una velocidad mental  envidiable.
Sami es totalmente ciego. El fue en su época y en su  zona el único niño ciego que asistió a la escuela  publica, ya que alguien le brindo la posibilidad de disponer del método Braille, el sistema de lectura y escritura táctil ideado para ciegos.
El método Braille existe en amarico, pero pocos ciegos etíopes pueden usarlo por falta de medios económicos para disponer de él.
Como sabéis nos hemos implicado en el apoyo a los discapacitados de Akaki empezando por los niños y jóvenes discapacitados que van a la escuela Akaki Mengist de Addis. Estos niños y jóvenes de ambos sexos están distribuidos en dos aulas, y son discapacitados psíquicos y sensoriales ( ciegos y sordos).


Hemos llevado  12 pares de muletas algunas infantiles, y una silla de ruedas, así como material educativo y un futbolín. Y les hemos comprado  20 manuales de lenguaje de signos para los sordos en amarico.
Queremos implicarnos mas con los discapacitados de Akaki, por ello nos hemos ofrecido a comprar el método Braille a los  niños ciegos  de la zona que por falta de el no pueden estudiar en la escuela publica.


Y hoy vamos a hablar de un sueño. Normalmente en Mediterránea hablamos de realidades, es decir que cuando hablamos de un proyecto es porque tenemos fondos para ponerlo en marcha.
Pero este sueño es grande. Un centro de formación laboral para discapacitados en Akaki, con una sala de Fisioterapia y diversos talleres profesionales para los discapacitados.


Se considera que un  alrededor de un 6% de etíopes tienen alguna discapacidad. Su única salida es vivir de la mendicidad,  y su vida es de  una intolerable pobreza y marginalidad. Son personas abandonadas a su suerte y prácticamente sin posibilidades de desarrollo personal ni integración en la sociedad.
Pero ahí tenemos a  Sami, para recordarnos que cualquier noche puede salir el sol, como la inolvidable canción de Jaume Sisa.